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Hoy he aprendido que hay gente que sale de la ciudad para utilizar el bosque como bañera o ducha. “Baños de bosque” lo llaman y se ve que es excelente para la salud.

Hay empresas que te llevan al interior del bosque en una furgoneta muy cómoda y, después, un entrenador te explica cómo tomar el aire, cómo respirar para obtener el máximo beneficio de la excursión.

Uno, es natural, busca el aire puro, el canto de los pájaros y, en definitiva, la paz que el alejamiento de las grandes urbes suelen proporcionar.

No tengo inconveniente, me hace cierta gracia, ahora bien, me gustaría más… no que vengáis a inhalar y exhalar, a abrir bien las narinas para notar el olor de la pinaza… Preferiría, no que os bañéis de bosque, en el bosque, sino que fuese el bosque el que viniese a la ciudad y os bañase allí, levantando el pavimento, trepando a los edificios, plantas, árboles y animalitos por todas partes.

Claro que, si lo piensas bien, es solo cuestión de tiempo. Y la naturaleza tiene tiempo, el que a nosotros nos falta.

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sin dinero
ni teléfono
saldremos al atardecer
a oler la flor del saúco

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Fui educado, quizá tú también, en la creencia de que el amor, el cuidado, por ciertas “peculiaridades” de Lo Vivo es naif, anecdótico en el mejor de los casos.
Se me ha inculcado que la Civilización requiere una “mirada larga”, una que atraviese, sin inmutarse, las horrendas montañas de cadáveres del capitalismo.

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Este país que se piensa
que vive del sol y de la playa
de la playa y del sol
Tendrá que volver a vivir
como antiguamente
de la lluvia escasa
De la lluvia que riega
habas y guisantes
poniendo sustancia encima
de la mesa parada
Y es bien jodido
porque ahora, aquí,
llueve de cualquier modo

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A sabiendas de que será terrible
-terrorífico incluso-
Esas ganas siempre
de habitar un ratito más la Tierra
Para ver qué ocurre
Con el desastre que somos

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Los días más cortos del año y nos encerramos en oficinas oscuras, pero iluminadas por fluorescentes de leds.
Tendríamos que estar invernando, comiendo nueces y avellanas en la cocina, tomando infusiones calientes…
O bien, estas pocas horas de luz, pacer por los campos hasta que se nos hielen las orejas.